jueves, 3 de septiembre de 2009

Mi desgracia personal

A él lo conocí hace ya un par de años. Conocer es una forma de decir, era un contacto de esos que revolotean y lo tenés para algún día que estés aburrida. Él me hablaba, yo cero pelota, me parecía un tarado por esas pequeñas cosas que el msn deja percibir: un nick lleno de colores y símbolos pelotudos que nunca llegas a entender, y una foto en el baño con el celular en cuero mostrando sus lindos abdominales. Un goma.
Una madrugada de esas que no hay chances de que pegues un ojo, empezamos a charlar y para mi sorpresa, era genial. Tenía mucha onda, me hacia reír, nos entendíamos de una forma que asustaba, y para la edad que tenia (que teníamos) era muy centrado y pensaba como yo en muchas cosas. Era como estar hablando con una versión masculina de mi misma. Increíble.
Paso el tiempo y yo estaba cada vez más encantada, pero no pasaba a mayores, yo estaba en algo en aquellas épocas, pero él no lo sabía. Cuando corto con mi algo, lo llamo. Solo para escucharlo, para sentirme acompañada y que me generara esa paz que solo él podía. Tuve que ponerlo al tanto de que era lo que pasaba, y se molesto porque no se lo había contado antes, que no era un dato menor, y que hubiera preferido que se lo cuente.
Después de su enojo, me empecé a sentir rara con respecto a él. Lo extrañaba y lo necesitaba, y no estoy acostumbrada a extrañar y necesitar gente. Poco tiempo después me confesó que le gustaba una amiga y yo me alegre muchísimo, porque no era de esas personas que les fuera fácil encontrar a alguien. Al mes, oficialmente se puso de novio y caí en la cuenta de que me gustaba, me gustaba mucho, pero ya no tenía chances, como él mismo dijo: te ganaron de mano.
Varias cosas pasaron durante los últimos años. Hubo peleas, distanciamientos por largos periodos, acercamientos, regalos, mensajes, mails, pero pocos momentos juntos. La realidad es que yo se cuales son mis intenciones al verlo, por eso no lo creo correcto. De cualquier forma, se las arregla para estar constantemente emparentado conmigo (ni hablar de que vamos a la misma facultad, estudiamos lo mismo, pero yo a la mañana y él a la noche).
Es por él que me cuesta conseguir un hombre estable y que se adecue a mis necesidades, porque pienso que es él y nadie mas que él e, inevitablemente, termino comparándolo con cada uno de los chicos con los que salgo, pero ninguno se le acerca. Por eso, cariñosamente, le digo mi desgracia personal.

1 comentario:

  1. Las apariencias engañan y msn no es la excepción. Yo también soy de prejuzgar negativamente a esos que tienen nicks muy coloridos, con letras raras y muchos simbolitos.
    Me gustó lo de "desgracia personal", yo tengo la mía también.

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