viernes, 14 de agosto de 2009

Despeinada

Hoy a la mañana me levante temprano (muy temprano) y después de hacer todas las actividades correspondientes al recién amanecido, me fui a cambiar para emprender mi camino a la facu. En ese momento note horrorizada que parecía Lenny Kravitz en las épocas Stillness of Heart (lástima que parecía, hubiese preferido su presencia). Lo arregle como pude dado a las escasez de tiempo y me fui.
En el camino, para no dormirme, suelo pensar en muchas cosas. Dentro de mi reflexión guiada por mi pelo, llegue a la conclusión de que no tiene caso peinarse. O sea, la mayoría de las situaciones diarias están en contra de un peinado digamos lindo. Cuando te levantas de dormir, estas despeinada. Cuando te bañas, salís despeinada. Cuando tenés sexo, te despeinas. Cuando te dan un beso apasionado que parece que te degustan... te despeinas. Cuando llueve, te despeinas. En estos hermosos días otoñales e invernales, salís a la calle y te despeinas. Cuando la primavera se olvida de que es primavera y se le escapa la brisa otoñal, te despeinas. Cuando pasas el verano en la costa, te despeinas, pero con un toque especial que proporciona la arena. Cuando te reís a carcajadas, te despeinas. Cuando bailas, inevitablemente te despeinas. Ni hablar si te pones en pedo ! El que diga que nunca se despeino con unas copas de más, miente.
Por lo tanto, hay dos soluciones. La primera es que de alguna forma se imponga el look despeinada (propondría un remix del tema de Palito Ortega para avivar a la juventud). La segunda es rodete y broche abarcativo que agarre bien, mi opción de esta mañana.

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